El monetarismo es la parte del pensamiento económico que trata de analizar los efectos el dinero sobre la economía. Estrictamente no cabe hablar de una escuela de pensamiento económico, sino más bien de una tendencia cuyos inicios se remontan al siglo XVIII y cuyo máximo exponente moderno es la Escuela de Economía de Chicago, donde Milton Friedman (1912-2006) realizó sus trabajos que le condujeron al Premio Nobel de Economía en 1976. La situación económica generada a partir de la crisis financiera de 2008 ha dado un papel relevante a los postulados monetaristas modernos.
La idea inicial sobre la que se formula el monetarismo establece que si la oferta de dinero se encuentra en equilibrio con la demanda de liquidez, los precios serán estables. En este planteamiento se asume que son las autoridades económicas, a través de los actuales bancos centrales de los países o zonas económicas como la UE, quienes fijan la oferta monetaria a través de la creación del denominado dinero bancario y de la impresión de dinero nuevo. Por el contrario, la demanda la define la sociedad a través del efectivo que necesita o desea obtener. En general, los planteamientos monetaristas coinciden con los planteamientos liberales de un mercado libre, pero asignan a los bancos centrales la obligación de mantener la estabilidad económica.
Las incógnitas a las que debe de hacer frente el monetarismo son la forma de establecer la estabilidad económica y la determinación de las acciones que deben de llevar a cabo los bancos centrales para mantener la estabilidad económica.
La aportación fundamental de M. Friedman al monetarismo moderno es su idea de que para tener estabilidad económica no necesariamente los precios han de permanecer estables, sino que la economía permanecerá estable siempre que se produzcan movimientos anticipados que permitan mantener las relacione naturales entre las variable económicas. En este sentido, toman importancia conceptos como el nivel natural de desempleo o como aquel en que los niveles de inflación coinciden con las previsiones.
Sus postulados concluyen que es recomendable reemplazar las políticas monetarias por reglas monetarias, de forma que las autoridades aumenten la cantidad de dinero en circulación de forma regular y estable de acuerdo con el crecimiento económico. Para mantener controlada la demanda monetaria se permite a los bancos centrales jugar con el tipo de interés. En resumen, el monetarismo moderno concluye que la economía solo es estable con unas reglas monetarias estables, que es lo que hace que se generan expectativas favorables para el crecimiento económico y a la vez impiden a los gobiernos alteraciones en la política económica con fines electorales.
Así el monetarismo moderno achaca la gran crisis de los años 30 a la contracción del crédito que la Reserva Federal norteamericana impuso en 1930 tras años de políticas expansivas. Además sugiere, que una vez producido el crash del 29, la gran depresión se podría haber minimizado con políticas de estímulo ágiles. Tras el colapso de 2008, la Reserva Federal de Estados Unidos rescató rápidamente a los bancos con problemas y viene aumentado la masa monetaria de forma ininterrumpida hasta el momento, en aras de colocar la tasa de desempleo por debajo de un nivel considerado como máximo.
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