Libre mercado

El libre mercado es un concepto económico cuyo fundamento es que, en un ambiente libre de regulaciones, el mercado se encarga de lograr un equilibrio entre los precios y los bienes y servicios.

Definiendo el libre mercado.

El libre mercado es un concepto económico que se basa en la idea de que la interacción no regulada de la oferta y la demanda en una economía conduce a un equilibrio eficiente de recursos y precios, de modo que el mercado se regula solo siendo innecesaria la intervención del estado o gobierno, y, de hecho, esta intervención resultaría perjudicial para el mercado al introducir desequilibrios

En un sistema de libre mercado, las transacciones económicas entre individuos y empresas se realizan sin intervención gubernamental significativa, y los desequilibrios en la demanda o en la oferta son corregidos por los actores del mercado, es decir, entre la oferta y la demanda, que será la encargada de fijar el precio de los bienes y servicios.

Los precios se determinan por la oferta y la demanda, y las empresas compiten en un entorno en el que buscan maximizar sus ganancias, al tiempo que, gracias a la competencia propia de libre mercado, mantiene precios justos para el consumidor, que es un acto más del mercado, tan importante como la misma oferta.

Fundamentos del libre mercado.

Los principios fundamentales del libre mercado incluyen la propiedad privada, la libertad de elección, la competencia, la no intervención gubernamental en los precios y la búsqueda del beneficio individual como motor de la economía.

La propiedad privada se considera el eje central del libre mercado, porque esta es la que permite que los individuos, al ser propietarios de los medios de producción y del capital, impulsados por el deseo natural del ser humano de maximizar las ganancias, generen riqueza mediante la inversión, investigación y desarrollo.

El deseo de superación, el desarrollo tecnológico y la generación de riqueza no sería posible sin el deseo de las personas y de las empresas de generar ganancias e incrementar su patrimonio, y eso no ocurriría sin la propiedad privada.

Nadie trabaja para perder plata o para que le sea arrebatada por terceros. Si no hay incentivo el individuo no se esforzará lo suficiente como para generar progreso.

La libertad de elección es otro de los pilares del libre mercado, donde los individuos pueden hacer lo que mejor le parezca con su propiedad según sus habilidades y sus intereses, libre decisión que es premiada con el aumento de las ganancias en caso de haber elegido correctamente, y es castigada con la pérdida de la riqueza si se han equivocado en la elección.

Por último, no puede existir libre mercado si no hay competencia, puesto que la ausencia de la competencia lleva a que se creen monopolios que distorsionan el mercado al tener la capacidad de fijar precios, y se desestimula al innovación porque se puede obtener mayor ganancia simplemente incrementando precios sin necesidad de ofrecer mejores productos a mejores precios.

Para que exista libre mercado es necesario que el estado intervenga lo menos posible, porque su intervención va contra los principios básicos del libre mercado, como son la libre decisión de los individuos y la libre competencia.

Orígenes del libre mercado.

El concepto de libre mercado tiene raíces históricas profundas, quizá desde épocas inmemoriales solo que en aquellos tiempos aún no se había definido el concepto, pero fue el economista escocés Adam Smith quien lo popularizó en el siglo XVIII.

Smith argumentó que, si se permitía que los individuos persiguieran sus propios intereses egoístas en un mercado competitivo, se beneficiarían mutuamente y la economía prosperaría. Fue su obra La Riqueza de las Naciones, de 1776, que sentó las bases de la teoría económica del libre mercado.

En el siglo XX, la Escuela de Chicago, liderada por economistas como Milton Friedman, desempeñó un papel importante en la promoción del libre mercado. Argumentaron que la intervención gubernamental en la economía era perjudicial y que la desregulación y la competencia eran esenciales para el crecimiento económico.

Como señalamos, empíricamente el libre mercado ha estado presente desde que el humano empezó a comerciar, incluso cuando no había una moneda como tal, donde los individuos simplemente practicaban el trueque, y no habían siquiera estados en su concepción actual que impusieran regulaciones o limitaciones, y era el interés de cada individuo que lo llevaba a producir una cosa y demandar otras según sus necesidades, necesidades que por supuesto satisfacía el merado, naturalmente un mercando incipiente y limitado.

La mano invisible en el libre mercado.

En un mercado libre, la teoría económica señala que el mercado se regula solo, y que esa libertad crea una especie de mano invisible que hace tal tarea.

Adam Smith introdujo el concepto de la mano invisible para describir cómo, en un libre mercado, las acciones egoístas de los individuos pueden conducir al bienestar general. La idea es que, cuando los individuos buscan maximizar sus propios intereses, como productores y consumidores, los precios y la producción se ajustan automáticamente para satisfacer las necesidades de la sociedad en su conjunto. Esta mano invisible guía la economía sin necesidad de una autoridad central, puesto que nada mejor para regular un aspecto del mercado que los intereses de cada uno de sus actores.

El productor quiere vender y el comprador quiere comprar. Cada uno quiere obtener el mejor beneficio, y el vendedor no venderá si no ve ganancia, y el consumidor no comprará si no obtiene un beneficio que le justifique gastar su dinero, y esos intereses mutuos llevan a lograr un equilibrio beneficioso para ambos.

Esta teoría sugiere que, en un sistema de libre mercado, las decisiones individuales, las transacciones y la competencia se combinan de una manera imperceptible para crear un equilibrio económico eficiente, debido a que, como ya señalamos, al estar presentes todos los fundamentos del libre mercado, la tendencia es a crear un equilibrio, equilibrio que no será posible si falta uno de esos fundamentos, como puede ser la libre competencia, o la introducción de regulaciones que crean privilegios a un sector sobre otro, o afecta un sector en beneficio de otro.

La ley de la oferta y la demanda en el libre mercado.

En un mercado libre, el precio es regulado por la oferta y la demanda, que da vida precisamente a la ley de la oferta y la demanda, según la cual, si la demanda es mayor a la oferta los precios tienen a subir, y si la oferta es mayor a la demanda, los precios tienen a bajar.

Si un productor tiene 50 productos y sólo hay 30 compradores no hay forma de que el productor pueda vender todos sus productos, por lo que el productor intentará vender más de los que el consumidor está dispuesto a comprar bajando el precio, así algún comprador considerará comprar 2 productos en lugar de 1, y esa es la premisa elemental de las ofertas, intentar que el consumidor compre más de lo que originalmente pretendía comprar.

Ahora, si hay 50 consumidores y sólo hay 30 productos, cada consumidor intentará obtener uno de los productos ofertando un mayor precio, es como una subasta invisible, donde los compradores compiten por unos productos escasos lo que permite al productor vender a un mejor precio, por cuanto hay compradores que están dispuestos a pagar más para obtener un producto que no podrá tener quien no pueda igualar su oferta ya que no todos podrán obtener el producto.

Sin duda, cuando no hay un equilibrio entre la oferta y la demanda los precios se alteran como se ha explicado, y es el mercado quien corrige ese desequilibrio, puesto que, si la demanda es alta y la oferta es poca, al haber una mayor precio se incentiva a que ingreses nuevos productores (oferentes) y aquí es donde resulta de gran importancia la libre competencia.

Si hay libre competencia, llegarán nuevos productores para fabricar los 20 productos que hacen falta, lo que equilibrará el mercado regulando los precios, pero si no hay libre competencia, los productores se sentirán tentados a mantener baja la oferta porque les permite maximizar sus ganancias sin necesidad de producir 50 bienes. Con producir 30 les basta, incluso con producir 20 o 10, y por eso es que los monopolios y la falta de competencia corrompen el libre mercado generando los efectos negativos que ya conocemos.

Cuando el desequilibrio es causado por una oferta superior a la demanda, el mercado se ajustará cuando los productores tengan que ajustar su producción a la oferta, lo que es natural porque no es lógico ni es rentable fabricar productos que nadie comprará, al tiempo que el consumidor puede reaccionar positivamente al bajo precio comprando un poco más, de modo que al final se llega a un equilibrio.

Generalmente el mercado gira entorno al consumo. El productor identifica lo que el consumidor necesita o puede llegar a necesitar y lo produce en la cantidad que estima adecuada, y esa es precisamente la oferta, y ese es el punto que explota el capitalismo, el cual tiene como propósito obtener ganancias satisfaciendo las necesidades del consumidor.

El capitalista es recompensado cuando identifica una necesidad y la satisface, o si no existe la necesidad, la crea, y es lo que se conoce como empresario visionario, que sabe lo que el consumidor quiere o necesita, o lo convence de que lo necesita, y así en cierto modo crea la demanda, y ese equilibrio o desequilibrio entre oferta y demanda es lo que en últimas determina el precio de los bienes y servicios, todo gracias al libre mercado, porque si no hay libre mercado no hay incentivos para ofertar bienes y servicios, y si no se ofertan bienes y servicios, los precios de estos suben.

Además, cuando no hay suficiente oferta significa que no hay crecimiento económico, porque la economía crece cuando se fabrican productos y cuando se prestan servicios, de modo que la oferta y la demanda tienen incidencia en cosas como el desempleo, la pobreza, la inflación, el crecimiento económico, la competitividad, etc.

La oferta reacciona al consumo, y el consumo también reacciona a la oferta, por cuanto la gente no compra algo que no está fabricado, ni lo compra si está a un precio que no le satisface, así como no compra algo que no necesita, y por eso entre la oferta y la demanda debe haber un baile sincronizado de forma precisa para que el libre mercado sea lo menos imperfecto posible.

Críticas al libre mercado.

En teoría el libre mercado debe construir un mundo equilibrado donde los intereses de todos los actores se satisfacen razonablemente, pero en la práctica no ha sido posible tal resultado virtuoso, al menos para parte de la población.

El libre mercado ha conllevado a la formación de grandes monopolios que concentran una enorme riqueza que le da poder desmesurado frente al otro actor del mercado, que es el consumidor e incluso a la mano de obra que requiere el capital para generar riqueza.

En un mercado libre tanto la demanda como la oferta deberían tener una paridad, pero ese no ha sido el caso, y el consumidor queda en algunos casos, completamente indefenso ante las grandes empresas monopólicas.

Los críticos del libre mercado lo acusan de ser causantes de la excesiva concentración de la riqueza, de explotar a los trabajadores al pagarle salarios bajos, de causar daños ambientales ente un afán desmesurado por incrementar la riqueza, de hacerse con el control del estado en su beneficio mediante la toma del poder político gracias a su riqueza, etc., y los defensores del libre mercado afirman que estos desequilibrios o resultados no deseados se deben precisamente a la ausencia de un verdadero mercado libre.

¿Menos libertad para mejorar el libre mercado?

El libre mercado derivó en el capitalismo, y es un hecho que el mayor crecimiento de la prosperidad de la humanidad se ha producido gracias al capitalismo, al libre mercado, a la propiedad privada y a la libertad individual. Sin embargo, es evidente que, como lo señalan los críticos del libre mercado, este ha generado unos resultados no deseados que afectan a gran parte de la población, creando una desigualdad cada vez más evidente y marcada.

Para corregir estos resultados indeseados o no esperados por la teoría del libre mercado, se ha requerido que los estados intervengan precisamente para corregir esos desequilibrios, pero dicha intervención igualmente puede generar efectos no deseados que pueden afectar los fundamentos básicos del libre mercado.

Y esta es una eterna discusión, porque, así como no se ha podido reproducir un libre mercado auténtico, tampoco se ha encontrado el nivel óptimo de intervención estatal para corregir los desequilibrios de un libre mercado incompleto o imperfecto, sin crear desequilibrios que degraden el libre mercado.

Tan fácil es que el libre mercado cause desigualdades e injusticias sociales, como que la intervención estatal arruine la economía basada en el libre mercado.

Esto ha llevado a que exista un conflicto ideológico entre los que defienden el libre mercado y entre los que lo critican, y cuando la discusión llega al campo ideológico queda poco espacio para la razón, la lógica y el pragmatismo, por lo que no ha sido posible lograr un punto medio que permita corregir los errores del libre mercado y maximizar sus resultados positivos.

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