Prueba ácida

La prueba ácida es uno de los indicadores financieros utilizados para medir la liquidez de una empresa, su capacidad de pago y para realizar el respectivo análisis financiero.

Qué es la prueba ácida.

La prueba ácida es un indicador que determina la capacidad de la empresa para generar flujos de efectivo en el corto plazo, excluyendo los inventarios.

La prueba ácida evalúa la capacidad de pago de la empresa sin necesidad de realizar sus inventarios o activos fijos, es decir, sin venderlos.

La disponibilidad de efectivo o bienes y derechos fácilmente convertibles en efectivo de la empresa está representada por el efectivo, las inversiones a corto plazo, la cartera y los inventarios.

Cómo se calcula la prueba ácida.

La prueba ácida se calcula excluyendo los inventarios, que forman parte de los activos corrientes, por lo que solo se tienen en cuenta la cartera, el efectivo y algunas inversiones.

Es decir, se toman los activos corrientes, se restan los inventarios y el resultado se divide entre los pasivos corrientes.

La razón por la que se excluyen los inventarios es que se supone que la empresa no debe estar supeditada a la venta de sus inventarios para poder pagar sus deudas.

Esto es especialmente importante en aquellas empresas cuyos inventarios no son de fácil realización o en empresas en declive comercial, que por su situación no pueden garantizar una venta oportuna, por lo que tampoco podrán asegurar un pago oportuno de sus deudas si están garantizadas con los inventarios.

Razones financieras.Las razones financieras permiten evaluar y analizar la estructura financiera y económica de una empresa con base a indicadores financieros de distinto tipo.

Fórmula para calcular la prueba ácida.

La fórmula para calcular la prueba ácida es la siguiente:

PA = (Activo corriente – Inventarios)/Pasivo corriente.

Supongamos un activo corriente de 10.000, unos inventarios de 6.000 y un pasivo corriente de 5.000.

Tendríamos entonces:

(10.000-6.000)/5.000 = 0.8

Esto quiere decir que por cada peso que debe la empresa, dispone de 80 centavos para pagarlo, es decir, que no estaría en condiciones de pagar la totalidad de sus pasivos a corto plazo sin vender sus mercancías.

Se supone que el resultado ideal sería una relación de 1:1, un peso que se debe y un peso que se tiene para pagar; esto garantizaría el pago de la deuda a corto plazo y llenaría de confianza a cualquier acreedor.

No quiere decir esto que, si la relación es inferior a 1, sea un resultado negativo, puesto que existen muchas variables más que inciden en la capacidad de pago real.

Cada empresa y cada sector económico se comportan de forma diferente y pueden sortear situaciones de exigencia de liquidez de forma más o menos eficiente.

La contradicción del índice de liquidez.

Se espera que entre mayor sea el índice de liquidez, mayor sea la solidez y capacidad de pago de la empresa, pero sucede que para que la empresa tenga una buena liquidez debe disponer de un activo corriente elevado, lo cual puede no ser lo más conveniente.

En el caso de la prueba ácida, esta se basa en la existencia de suficientes recursos en efectivo, inversiones temporales y cartera, pero sabemos que estos recursos no generan rentabilidad para la empresa.

Tener dinero en efectivo, o tener recursos en una cuenta bancaria, que en lugar de pagar rendimientos lo que hacen es pagar cuotas de manejo y demás conceptos que al final hacen que los escasos rendimientos reconocidos sean absorbidos por dichos costos, implica tener una rentabilidad nula.

Igual sucede con la cartera. La cartera es un rubro que, por lo general, no genera rentabilidad alguna. Las mercancías se entregan a los clientes a crédito sin cobrarles una financiación en la mayoría de los casos; por tanto, entre mayor sea la cartera, mayores serán los recursos inmovilizados que no contribuyen a generar renta, de ahí la gran importancia de realizar una buena gestión de cartera.

Implica entonces que una alta liquidez es sinónima, a la vez, de recursos inmovilizados, no rentabilizados, lo cual es apenas lógico, puesto que la liquidez, en el contexto aquí tratado, no es otra cosa que tener dinero guardado para pagar unos pasivos, dinero que no se podrá invertir en activos productivos.

Puede ser mucho más rentable tener poca liquidez, pero invertir los recursos en activos productivos que generen la suficiente rentabilidad que permitan un mayor dinamismo en la empresa, lo que al final de cuentas es lo que fortalece las finanzas de la empresa.

La alternativa no es tener dinero debajo del colchón para cubrir eventualidades; la alternativa es invertir los recursos de la empresa en activos que generen la mayor rentabilidad posible.

Lo anterior no puede, claro está, afectar el capital de trabajo necesario para operar la empresa, el cual sí debe garantizarse. Sin capital de trabajo, el funcionamiento de la empresa se puede ver comprometido.

Si se trata de la capacidad para pagar obligaciones, la mejor forma es generar el flujo de efectivo suficiente, lo que no se logra con la inmovilización de recursos en activos con poca capacidad para generar efectivo.

Interpretación de la prueba ácida.

La prueba ácida no es más que la razón corriente potenciada; la exclusión de los inventarios hace que los activos corrientes sean menores, por lo que la razón corriente se hace más exigente.

Entre mayor sea el indicador, mayor es la solvencia de la empresa, lo que se demuestra en la siguiente ilustración:

Activos corrientes 300
Inventarios 100
Pasivos 100
Prueba ácida (300-100)/100 = 2

Significa que por cada unidad de pasivo hay dos unidades de activos corrientes para respaldarlos.

Ahora supongamos el siguiente escenario.

Activos corrientes 300
Inventarios 100
Pasivos 50
Prueba ácida (300-100)/50 = 4

En este caso, el indicador ya no es 2, sino 4, lo que quiere decir que por cada unidad de pasivo hay 4 unidades de activo para respaldarlo, lo que evidentemente hace que la empresa sea más solvente.

Como se observa, esa solvencia se puede incrementar de tres formas:

  1. Disminución del pasivo.
  2. Incremento del activo corriente.
  3. Una combinación de los dos anteriores.

Como se observa, es una manera muy sencilla de calcular la solvencia de una empresa que, junto con otros indicadores, permite hacer una valoración más completa de la salud financiera de la empresa.

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Forma de citar este artículo (APA):

Gerencie.com. (2022, febrero 18). Prueba ácida [Entrada de blog]. Recuperado de https://www.gerencie.com/prueba-acida.html

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  1. Jairo abril 26 de 2023

    Hola, al parecer hay un error de tipeo en el ejemplo dos. Dice:
    (300 – 100) / 100 = 4
    y debería decir:
    (300 – 100) / 50 = 4.

    Atentamente.

    Responder
    • Gbot
      Gbot en respuesta a Jairo agosto 17 de 2024

      Gracias por su observación. En efecto, el valor de la jornada ordinaria es 50 y no 100 como se indicó erróneamente en esa parte del texto.

      Responder
  2. Anay enero 19 de 2023

    Hola, ¿qué tal? Consulto cómo se interpretaría si la empresa no tiene pasivos.

    Responder
    • Gbot
      Gbot en respuesta a Anay agosto 17 de 2024

      Cuando una empresa no tiene pasivos significa que no tiene deudas, y eso puede ser positivo o negativo según el modelo financiero adoptado por la empresa. Una empresa sin pasivos es aquella que financia sus operaciones con su propio capital, lo cual es bueno porque no debe pagar intereses ni hacer pagos a terceros acreedores. Pero también puede ser malo en tanto se está privando de recursos para crecer más rápido utilizando los créditos como apalancamiento financiero.

      Responder
  3. alex enero 14 de 2023

    Tómalo de esta forma: por cada peso de deuda, tienes 1.99 pesos para pagarla.

    Responder
    • Avatar
      Gerencie.com en respuesta a alex noviembre 5 de 2024

      Sí, es una forma de interpretar el resultado. Gracias por el aporte.

      Responder
  4. HAYI mayo 30 de 2022

    Hola. ¿Puedo considerar las mercancías como inventarios en la prueba ácida?

    Responder
    • Gbot
      Gbot en respuesta a HAYI agosto 17 de 2024

      No. Las mercancías hacen parte del activo circulante, pero no se consideran en la prueba ácida porque son activos que requieren un tiempo prudente para convertirse en efectivo, lo que impide determinar con precisión el grado de liquidez de una empresa.

      Responder

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