La independencia del auditor

Una de las principales características y cualidades de las que debe gozar un auditor, es la independencia frente a su auditado.

Qué es un auditor independiente.

Un auditor independiente es aquel que no tiene conflictos de intereses con el ente auditado, lo que garantiza que el auditor exprese una opinión imparcial, que no esté comprometida por interés alguno.

El auditor debe gozar de absoluta independencia para poder opinar y conceptuar sin el riesgo de que su concepto u opinión resulte viciada de algún modo comprometiendo la integridad de la auditoría.

Se debe evitar cualquier conflicto de intereses que pueda llevar al auditor a comprometer su credibilidad y confianza a la hora de cumplir con sus labores. Se debe evitar todo elemento o circunstancia que pueda en un momento dado parcializar o sesgar la actuación del auditor.

Independencia de criterio, fuente de confianza.

La independencia del auditor es vital para que el público y cualquier tercero interesado tenga confianza en los informes y reportes de auditoría.

Estas condiciones se deben cumplir con más cuidado cuando se trata de un auditor externo o un revisor fiscal, puesto que su naturaleza exige completa objetividad de quien realiza las funciones que le fueron encomendadas.

De ahí que los revisores fiscales o los auditores externos no pueden ser vinculados mediante contrato laboral, puesto que ello supondría una subordinación, lo que le haría perder independencia al auditor. Ni el revisor fiscal ni el auditor externo pueden depender en absoluto del gerente, por ejemplo.

Se pierde independencia también cuando se ha llegado a una empresa por recomendaciones, por ser amigo o familiar de alguien de la junta directiva o de un socio.

Una razón muy frecuente y poco considerada por la que el auditor externo o el revisor fiscal pierden independencia, es por el factor económico. Algunas empresas, si el revisor fiscal no accede a sus pretensiones simplemente contratan otro, entonces nuestro contador por temor a quedar sin empleo, y sabiendo que lo que él no hace seguramente otro lo hará, decide acceder a las exigencias de la empresa, siendo permisivo e indiferente ante situaciones irregulares sucedidas en la empresa.

Mantener la independencia cuesta caro, pero por el futuro de la profesión contable debemos hacer lo posible por cumplir con las obligaciones que nos ha impuesto la ley y confiado la sociedad.

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