Los activos diferidos, a pesar de estar clasificados como un activo, no son otra cosa que unos gastos ya pagados, pero aún no utilizados, cuyo objetivo es no afectar la información financiera de la empresa en los periodos en los que aún no se han consumido esos recursos.
Cuando reconocer un activo diferido.
Por diferentes circunstancias la empresa decide comprar o pagar algunos gastos que no utilizará de forma inmediata, sino que los irá utilizando o consumiendo con el transcurso del tiempo, y mientras esto sucede permanecen en calidad de activos.
Algunos de los gastos que suelen ser pagados de forma anticipada son los arrendamientos, seguros, honorarios, papelería, etc.
En este caso, el gasto supone un desembolso de recursos inmediato, pero la empresa sólo consume y obtiene beneficio de ellos en un futuro, razón por la cual no se debe cargar ese gasto a los resultados, en razón a que los afecta cuando aún no han contribuido a generar ingresos.
Recordemos que un activo es aquel que puede generar beneficios a la empresa en periodos futuros, es decir, permite obtener ingresos, y bajo esa premisa es que se evalúa sin un gasto se debe clasificar como un activo diferido o como un gasto directamente.
En el ejemplo del arrendamiento pagado por anticipado, se espera que ese arrendamiento genere beneficios en un futuro, en la medida en que las instalaciones arrendadas permiten que la empresa funcione correctamente.
Ese no es el caso de los gastos legales o preoperativos, que una vez incurridos en ellos no se puede esperar beneficios futuros, así que deben ser llevados directamente al gasto.
Otro aspecto a considerar para contabilizar un gasto pagado por anticipado como un activo diferido, es su materialidad.
Pagos de poco valor no justifica llevarlos al activo, puesto que no tendrán un mayor efecto en lo resultados de la empresa si se llevan al gasto.
Recordemos que el activo diferido tiene su fundamento en la intención de no afectar los resultados de la empresa con unos gastos excesivos que no han representado beneficio alguno para la empresa, en razón a que esta no los ha consumido, o no los ha utilizado.
En consecuencia, si el gasto anticipado no tiene materialidad, ese efecto negativo no se presenta o es irrelevante, por lo que resulta razonable llevarlos al gasto directamente.
El reconocimiento del activo diferidos se debe realizar según el principio del devengo, es decir, que se registra cuando se hace el pago o se adquiere la obligación de pagarlo, y luego se lleva al gasto en la medida en que la empresa lo va consumiendo o utilizando, proceso que conocemos como amortización de activos.
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